Juana Adriana Rocha
Guanajuato.- Inicia diciembre, y seamos o no religiosos estamos habituados a celebrar y compartir en familia Navidad y Año Nuevo. Son fechas pactadas, programadas, que este 2020 debido a la pandemia se verán afectadas.
“Hay un cambio en las costumbres, expresiones sociales y culturales que están así tal cual contenidas en la tradición”, nos dice el psicólogo Eber Sosa Beltrán, quien explica de qué manera sobrellevar la presente crisis.
Planes truncados
El necesario distanciamiento social truncó los reencuentros con aquellos seres queridos que nos visitan de otras ciudades, en casos extremos, de otros países (como es el caso de los migrantes que regresan este mes a casa).
El psicólogo señala que hacer planes nos mantiene a flote, permite aferrarse a la ‘normalidad’. Sin embargo, vemos cómo la contingencia se prolonga. Entonces, calculamos los riesgos de mantener en pie lo programado, y si no es posible concretarlo, nos vemos obligados a buscar alternativas.
Sosa Beltrán pone como ejemplo a aquellas personas apegadas a la religión. “Yo lo que observo es que tratan de mantenerse haciendo lo que antes hacían, con un pequeño ajuste. En vez de ir a misa, desde casa buscan tiempo para hacer una oración. En vez de un intercambio de regalos o una posada, tratan de aplicar la actividad pero adaptada”.
“Hay formas de sobrellevar la crisis”, sostiene el psicólogo, y considera que la creatividad y el humor han jugado un papel fundamental.
Detalles como no renunciar a la decoración navideña, a colocar un árbol o un nacimiento, pueden ayudar y confortar hasta cierto punto.
Momentos difíciles
Sabemos que no todo es alegría en la cena navideña. Hay familias que celebrarán con un lugar vacío en la mesa. Aunque en otros años sucedía, en el presente, las víctimas que ha cobrado el Covid-19 se traducen en miles de ausencias y duelos.
Revivir, abrir estas heridas, es parte del proceso, explica Eber Sosa. “Tener ese espacio de convivencia familiar donde ya no hay una persona, puede ser una situación sensible para las personas, puede llevarlas a un estado emocional, una experiencia emocional muy particular, de la que no tomas conciencia en tu día a día”.
Es frecuente que muchos buscan minimizar el impacto de las pérdidas con el alcohol, pero es un alivio momentáneo.
¿Qué hacer desde un punto de vista profesional? El psicólogo nos responde: “la idea desde la salud mental sería ayudar a las personas a poder identificar lo que sentimos y expresarlo de una forma adecuada, que no se vaya a situaciones extremas que originen desajustes”.
Montaña rusa de emociones
Desde el comienzo de la pandemia, hemos experimentado un proceso semejante, pero las herramientas para enfrentarlo no son las mismas para todos.
“En las primeras fases de la pandemia hubo presencia de ansiedad, pero conforme va pasando el tiempo, cuando esa ansiedad es sostenida, hay un desgaste y entonces todos tus recursos los vas agotando, y ya entras hacia un estado como de cansancio, en desesperanza, y hasta depresión”, describe Eber Sosa.
La ansiedad de la que habla se manifiesta en comer en exceso, insomnio, miedo, inseguridad, desesperación. Es importante tomar en cuenta que si estos factores no se atienden, podrían tener repercusiones importantes.
“El acercamiento a las instituciones o a los servicios de salud tanto física como mental, se vuelve necesario. Y de alguna manera, aunque muchos tengan una situación de saturación, intentan dar el soporte”, señala Sosa Beltrán.
Su recomendación es prestar atención a nosotros mismos y los que nos rodean, definir cómo nos sentimos y cómo recibimos los cambios, para poder hablar de ello.
La adaptación, implícita a nuestra naturaleza, es la clave para sobrevivir este año y superar las secuelas.